El TPP-11 y los nuevos acuerdos de libre comercio
TOMÁS FLORES Economista, Libertad y Desarrollo
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TOMÁS FLORES
Luego de una serie de dificultades, entre ellas que la actual administración es contraria a los acuerdos de libre comercio, se logró la ratificación del TPP-11 y a partir de febrero próximo, los exportadores chilenos ya tendrán mayor acceso a mercados para cientos de nuestros productos. Hay que recordar que el TPP11 ya había entrado en vigencia para los países que lo habían ratificado, y así la demora chilena les dio la oportunidad de quitarnos mercados al poder ingresar con menores barreras que las que afectaban a nuestros productos. Adicionalmente, se ha avanzado con el Acuerdo Marco Avanzado con la Unión Europea, lo cual también abre nuevas puertas a un acuerdo que ya tiene más de una década de vigencia.
Es posible que el Gobierno, a quien el libre comercio le produce rechazo ideológico, considera que ya no hay mucho más por hacer y si bien no lograron detener el TPP11, no dedicarán mucha energía en la búsqueda de nuevos acuerdos; tampoco es descartable que el Ejecutivo reviva la idea original del subsecretario Ahumada de realizar una encuesta sobre la opinión que tiene la población sobre los numerosos TLC que Chile ha firmado durante las ultimas décadas.
“La integración comercial de Chile con el resto del mundo está lejos de estar concluida y existen aún muchos mercados a los cuales podríamos llegar con nuestros productos”.
Sin embargo, es momento de ver mercados con los cuales no tenemos aún ningún tratado, como es el caso de África y del Medio Oriente. Los países africanos, en general, son muy proteccionistas de su economía, sobre todo en cuanto a los productos agrícolas, que son aquello que representa la mayor oportunidad para Chile. Buenos candidatos para iniciar un mayor acceso a ese continente es establecer TLC con Sudáfrica y Marruecos.
En el caso de Sudáfrica, tiene una clase media emergente que consume salmón y vino, que actualmente proviene de Noruega y Europa continental respectivamente. Ello ocurre porque el arancel para esos productos es más alto para Chile que para sus proveedores actuales. En igualdad de condiciones podríamos tomarnos ese mercado. Marruecos, por su parte, tiene TLC con Estados Unidos, la Unión Europea y EFTA, en donde para el caso de los alimentos es posible observar tasas finales de impuestos, arancel e IVA, que pueden llegar a 80% para países sin acuerdos comerciales, lo que da cuenta de la magnitud de la barrera vigente.
En el Medio Oriente hay avances con Egipto e Israel, que son economías con las que tenemos un volumen moderado de comercio, existiendo oportunidades relevantes. Basta recordar que Egipto tiene acuerdos con EFTA, la Unión Europea, Jordania, Marruecos y Mercosur. En el caso de Israel, los tiene con la Unión Europea, EFTA, Estados Unidos, México, Canadá, Mercosur, Colombia, Corea y el Reino Unido, entre otros.
Como se puede apreciar en los listados del párrafo anterior, no estamos ante países para los cuales los TLC sean desconocidos y, por tanto, hay que redoblar los esfuerzos para lograr abrir esos mercados para los exportadores chilenos.
De esta manera, la integración comercial de Chile con el resto del mundo está lejos de estar concluida y existen aún muchos mercados a los cuales podríamos llegar con nuestros productos. La tarea no ha terminado y si bien en la actual administración no existe ánimo para ello, es necesario, sobre todo en tiempos de recesión, que esta agenda sea reforzada con la misma fuerza que tuvo en las décadas anteriores.